domingo, 14 de diciembre de 2008

Time goes fast my dear...

Parece mentira que en dos días nos vayamos ya… Si uno pierde la percepción del tiempo estando en un sitio fijo y siguiendo más o menos una rutina, imaginaos cuál es el sentido del tiempo cuando uno está yendo de un país a otro totalmente diferente y en el que cada segundo es un continuo aprendizaje. Porque cuando parece que ya empiezas a controlar los lugares, cómo funcionan y cómo se organizan tienes que hacer de nuevo la maleta y la historia se repite: una vez más, hay que volver a empezar.

El otro día, hablando con mis chicas por el Skype –Lucía, Elvi y Nati- caí en la cuenta de que la Navidad está a la vuelta de la esquina, y de que ahí debe hacer muuuuucho frío porque las tres tenían la carita muy blanca y nosotras aquí sudando literalmente la gota gorda… Eso de que se acerque la Navidad y haga calor no me entra en la cabeza. Buen ejemplo de ello es que al lado del hotel hay un edificio lleno de lucecitas de colores por los árboles y demás y yo pensaba “Mira tú qué bonito, como adornan los jardines por esto de la Volvo”. Hasta que se lo comenté a alguien y me dice “¿Helena, no será más bien que es porque es Navidad?” Ooooopppsss, pozi…

Buscando siempre temas sobre los que escribir, fuentes de información, organizando agendas, atendiendo entrevistas y coordinando una Armada Española que tiene que sacar material a diario que tenga el suficiente interés como para que sea publicable, lleva su tiempo… La verdad es que la Muiña está haciendo un gran trabajo, al igual que Eli (que la pobre ahora va siempre acompañada de sus mejores amigas: las muletas)… Aunque para mí, debido a mi extremo perfeccionismo a la hora de trabajar y a pesar de que las cosas estén saliendo bien (eso es lo que me dicen), siempre me parece que se puede hacer mejor… Esto, yo creo, es herencia de familia… No basta con que sea bueno, tiene que ser perfecto.

Es difícil sacar tiempo para todo, pero el fin de semana pasado llegó nuestro momento. Los tripus tenían libre de jueves a martes así que nosotras, como era puente en España (el de esta nuestra Constitución), decidimos que necesitábamos también un desconecte, así que nos hicimos un viajecito (David, “Ñeti” y Miguelito -tripus del Telefónica negro- y la Muiña y servidora) hacia el interior del estado de Kerala, que de costa y mar ya estamos servidos, sob
re todo los chicos.

Alquilamos una furgoneta con un conductor muy majo llamado Shine (aquí lo de que conduzcan los extranjeros es un peligro, por lo caótico del tráfico) –gracias María por las gestiones- y nos fuimos de viernes a domingo a ver estos mundos de Dios/Shiva/Alá…

Punto de partida: Hotel Trident, viernes 5 de diciembre. Hora: 7:00. Destino: Cataratas de Athirampalli. Las primeras horas de viaje se llevaron bien, con paradas para estirar las piernas (aunque al ir en fregoneta íbamos bastante cómodos) e incluso en una plantación de árboles del que se saca el látex, muy común en la zona en la que estábamos. Paramos en una cuneta para adentrarnos en un bosque y ver cómo se hace eso de “recolectar” látex. Justo cuando estábamos curioseando, llegaron en una moto estilo Parramón el dueño de los árboles y su hijo que muy amablemente nos enseñaron/explicaron (con la ayuda de Shine, que nos iba traduciendo) el proceso...

Luego ya enfilamos hacia unas preciosas cataratas en las que estaban filmando una peli, y en las que nos costaba mucho avanzar porque todo el mundo se quería sacar fotos con nosotros y nos preguntaban cómo nos llamábamos y de dónde éramos.


De izda. a dcha. Mike, Ñeti y la menda

Los 5 magníficos y la catarata detrás

Shine nos explicó que como aquí habían comenzado las vacaciones había mucha gente de excursión, gente de los pueblos del interior que posiblemente no estaba muy acostumbrada a ver tres pedazo de hombres como David, Ñeti y Miguelito –porque son ghrandes como unha porca- y por encima tan rubios y de ojos claros ni a nosotras…

Os podéis imaginar la que se montó cuando nos fuimos hacia un lado del río a bañarnos… Entre los tres maromos –uno con un bañador rosa de flores, otro con un fardahuevos negro y otro que parece sacado de un catálogo de Ralph Lauren- y una rubia y una morena en bikini (aquí las mujeres se bañan vestidas y de la mano). 

Aquí estamos los 5 dándonos el baño del siglo: Miguelito arriba, David a la izq., al frente Ñeti y  María a la dcha.

Nos miraban medio como expectantes y un tanto sorprendidos, pero en ningún momento nos sentimos incómodos. Nos hicimos fotos a hartar con la gente y el baño, después de una caminata bajo un sol de justicia a 30º C, sentó como un litro de agua fresca, nada más despertarse, el domingo del Albariño…

Paramos a comer en un local de carretera un arroz con pollo que picaba a dolor (como no puede ser de otra manera en este país) y pusimos rumbo a Munnar, zona de inmensas plantaciones de té. Impresionante.

A más de 2.000 metros de altura, por la noche nos cagábamos de frío (con perdón) porque no estábamos ya acostumbrados, así que nos fuimos a una tienducha a comprar unos jerseycillos… Muiña y yo apañamos pero sobre todo David, como es tan grande y aquí los hombres son tan pequeños, no encontraba nada que le fuese bien así que al final se acabó comprando una especie de mantón que le hizo un servicio muy bueno, según dijo él.

El sábado por la mañana, a las 8:30, ya estábamos de nuevo en marcha para explorar las plantaciones en primera persona. Primero subimos a lo alto de un monte, un parque natural en el que hay unas flores que nacen ¡¡¡cada 12 años!!!. Shine nos explicó que mucha gente visita la zona en la época en que florecen porque es algo excepcional, es como cuando florecen los cerezos en el valle de Jerte, pero multiplicado por 12…

Mike en medio de las plantaciones de té, mirad que verde más bonito...

Desde arriba del monte pudimos, boquiabiertos, admirar el paisaje. Las plantaciones de té están por todas partes, en montes muy empinados, y es increíble ver cómo recolectan las hojas y cómo es el proceso de fabricación, y la cantidad de tés diferentes que pueden hacer… Estuvimos también en una fábrica y me acordé muchísimo de nuestro “Ambitito” y de mi padre, porque sé lo que disfrutan mirando maquinarias, sistemas de producción, engranajes y esas cosas…

Recolectoras de hojas de té. Iban descalzas, recogían las hojas con una especie de tijeras con un saquito y las metían en sacos más grandes que luego un camión pasaba a recoger

De ahí, hicimos una parada en el mercado del pueblo. Muy interesante. No os voy a explicar exactamente como era porque traería cola, pero para que os hagáis una idea, había un puesto de pescado en el que casi no pude ver el pescado de la cantidad de moscas que lo cubría… Y los pollos, tú vas dices “quiero este”, te lo pesan, les dices si estás de acuerdo o no, y si te parece bien ¡hala, tajadita al cuello y pa casa!

Pronto pusimos rumbo a Thekkadi, siguiente parada, en donde nos esperaba una sesión de masaje, desde la cabeza a los pies, de una horita. Perfecto después de un día muy intenso…


La Muiña y yo con nuestras masajeadoras. Después del masaje nos metieron ahí como pollos a punto de degollar y a sudar!!!

Y llegó el domingo. Tempranito, a las 7:00 ya estábamos preparados para hacer una ruta de trekking por un parque natural en el que había todo tipo de animales salvajes… Nada más llegar nos dieron como unos calcetines hasta las rodillas y yo:

- ¿Pero para qué es esto? Yo paso…
- Pues para las sanguijuelas…


Así que me callé y en 30 segundos los tenía puestos y bien amarraditos… Vimos jabalíes, monos, tropecientos mil tipos de pájaros, cabras y afortunadamente, sólo las huellas de tigre… Porque si llegamos a encontrarnos con uno se me afloja el vientre cagando leches, nunca mejor dicho…


Llevábamos un guía con nosotros que al final de la ruta nos dijo que habíamos hecho el trayecto más largo y en sólo tres horas… De ahí nos fuimos a dar un desayuno-homenaje con huevos y panceta y en seguida, a ver elefantes…

Mirad que yo no estaba muy entusiasmada con el tema de los bichejos estos, pero tengo que reconocer que me dejaron impresionada… Y no sólo por esto… Jejeje…

Sin comentarios... Esto parese o río de Currás...
Ya pronto habría que poner rumbo a Cochin de nuevo, pero antes una última parada. En un jardín de especias de un profesor local que era amigo de Shine. Me sabe mal decir esto, pero lo que más me impresionó de todo fueron los pelos de las orejas del tío. Ni cardamon, ni vainilla, ni canela, ni leches… ¡Sus pelos de las orejas! Es que aquello no daba para hacer una trenza, sino cuatro!!!!! Este no debía tener hijos que le cortasen los pelitos de las orejas de vez en cuando… (Ay, ay, ay… No puedo seguir hablando de esto que, como va de pelos la cosa, se me ponen los pelos de punta…)


Aquí no se aprecia mucho, porque no quería herir vuestro ojos pero si os fijáis en la orejita lo que veis es una sombrita negra...

Y ya camino de Cochin, que aquí 30 km significa una hora y cuarto de coche… Hicimos antes de llegar una pit-stop en casa de Shine que nos presentó a su mujer y nos enseñó su casa. Su mujer, que no hablaba inglés, nada más llegar nos sacó, como no, el album de fotos de la boda... Impresionante el shari que llevaba. Le dijimos “very beautiful” y en seguida abrió el armario y ¡tachán: el shari!

Así que en menos de nada, me vi yo con el shari puesto luego de que también lo probase la Muiña.

Sin duda, un viaje intenso y muy divertido. Con muchas risas y que nos ayudó a conocer mucho de este país y esta gente…

Bueno, por hoxe compañeiros, creo que xa cumprín. Son aquí, ahora mismo, las 2:24 de la mañana. En estos momentos me quedan menos de 48 horas en la India… Singapur me espera…

¡Boas noites e deica mañá!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Q´envidia!! Sigue conociendo los paises para luego recomendarnos alguno.. pásalo muy bien!! Bicos

Anónimo dijo...

Joder...Pero tu no ibas de trabajo??? Vuelta al mundo en toda regla niña, ala, q la sigas disfrutando q nosotros seguiremos consolandonos con tus artículos y fotillas q nos deleitas..
Besos

Anónimo dijo...

Ay, ay, ay Juanjo... Claro que estoy por estos mundo de Dios trabajando... Llevo dos meses fuera y he librado 7 días... Como comprenderás lo más interesante para mí pasa en los viajecillos. Lo demás no deja de ser lo que es: trabajo.
Un besazo ya desde Singapur guapo!!!!!!
Helena